El resto del mundo, y Berlín

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Arte no convencional. Arte al fin.  
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Un Reichstag panorámico.

En Berlín no existen las horas. Simplemente se amalgaman, formando una continuidad donde no importa si es hora de almorzar, dormir o bailar. Puedo despertarme cuando el blanco se apodera del cielo, o quizás cuando ya no quedan rastros del día. Todo puede pasar en cualquier momento, y es más, no hay mejor tiempo que el ahora. 

En Berlín, la versatilidad se impone. Para vos, turista, que se queda con lo que venden los folletos, soy la puerta de Brandenburgo,  un muro con dibujos coloridos, la cúpula de vidrio del Reichstag. Para vos, otro indefinible, otro que puede ser cualquiera, puedo ser una ciudad que no duerme, una ciudad camaleónica. Aún prevalece un muro invisible, porque los vestigios de aquella división siguen latentes. Lo que era el este, hoy es el refugio de artistas que luchan por mantener el espíritu que abrazó Berlín durante los 90.  Me dio la sensación de que ellos personifican la vanguardia que no deja de correr porque no quiere que los inversores acaben con ella.  Es una persecución eterna: los precios empujan, alejan, escupen a los jóvenes que buscan un lugar que esté exento de todo lo que apaga la excentricidad berlinesa.   El oeste, en cambio, es residencial y comercial. Las marcas, cómodas, atraen turistas, tarjetas, facturas del tax free.  No se diferencia de lo que tiene para ofrecer otra gran metrópolis.

Berlín sorprende, siempre. “Sí, eso ahí a lo lejos con una torre que sobresale, es una fábrica, pero de noche es un boliche”. Lo mismo con un búnker del Tercer Reich donde hoy se exponen obras de arte, o  una estación de tren abandonada. Agradezco infinitamente haber tenido un gran amigo que vivió ahí, porque entonces pude recorrerla de otra manera.  Yo siento que atisbé más de lo que Berlín aparenta a simple vista.

2014-02-26 13.40.16Llora por la Berlín que se va.

Fuimos a bailar: atravesamos una reja que nos llevó a un patio lleno de sillones que nos condujo a una casa que transpiraba palabras escritas en aerosol.  (Me quedo sin aire).  Sí, eso, nada más. O mucho más. En Buenos Aires me siento una tonta si bailo sola, pero en Berlín fue tan liberador. Nadie mira porque a nadie le interesa; todos están en su propia nube.  Pum-pum-pum; la música marca un ritmo que impacta directamente en nuestros cuerpos que no pueden dejar de moverse.  El cansancio se diluye, las responsabilidades se evaporan.  Ahí, acá, allá-solo la música importa.  La música y vos.

La sentí tan real, jóven, VIVA. El domingo fuimos al Mauer park. Por un lado, estaba el mercadito de pulgas con sus vinilos, tapados de piel y botas gastadas. Pero al lado, el tumulto de gente se dispersaba y encontraba su lugar en una barranca.  Siendo sincera, no es una plaza “linda” del modo convencional, y el día estaba un poco gris, y sí, excusas hay para tirarla abajo.  Pero a mí, me hizo sentir como si estuviese en un carnaval.    Algunos dormían, descansaban de la noche anterior.  Otros charlaban- tomaban- fumaban- escuchaban- aban.

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Juntémonos un domingo. 

Otra noche, después de caminar con desconfianza por una plaza desolada, llegamos a un bar donde había un jam de jazz. No, la verdad es que no tenía mucha idea de lo que era; no sabía con qué me iba a encontrar.   No pensé que me chocaría con una conjunción armónica entre tres saxos, un piano, un contrabajo, una batería, y más instrumentos que seguramente no recuerde. Instrumentos que se miraban, se entendían.  Improvisaban, inventaban, transformaban. Se animan, se sueltan. Será por eso que el resultado fue mágico.

Berlín, me voy pero sé que voy a volver. Sé que me vas a mostrar tanto más.  Estoy segura que esa esencia se mantendrá, aunque busquen fagocitarla.

Berlín me descolocó, no sé de que otra forma decirlo.  Vuelvo a París con ganas de seguir descubriéndola; no quiero quedarme solo con lo que se ve en la superficie.

Andrea, Berlín te espera.

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 Vestigios de los que no están. 
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Locura, pero de la mala.
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De a dos.
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El costado más oscuro.  
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Volando sin bandera, volando por volar.
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Jugando a las escondidas.

2 comentarios en “El resto del mundo, y Berlín

  • Contestar Michi 04/03/2014 at 3:03 am

    Ufff!!! Que ganas de vivir todas estas experiencias! Con cada relato siento que voy viajando un poco! Sigan contagiando esas ganas de conocer el mundo.. yo por ahora las disfruto detras de mi pantalla ….por ahoraaa jeje

  • Contestar Nombreloreta 07/03/2014 at 2:35 pm

    Comentario Cloé : tiraste abajo el muro que nos separa de Berlín…..estamos ahí.. con vos…
    recorriendola….gracias.

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