Esa maldita locura femenina

¿Sabés qué me pasa? Es sábado a la noche y quiero que aparezca, que me escriba, que me diga que me quiere ver, pero el hijo de puta no me da ni una señal de vida.

A todo esto, salir de tomar el té con amigas y que todas hablen y hablen y hablen de sus pibes mientras yo tengo que estar ahí tragando esa tostada húmeda y tomando ese café frío, no es un programón, porque en lo único en lo que estoy pensando es en que quiero que me mande ALGO. Tantas redes sociales y todas al pedo, porque me podría hasta poner algún mísero like en alguna foto y yo ya estaría algo conforme. Mentira, estaría feliz, pero aparentemente eso es mucho pedir y hoy, sábado a la noche, me toca estar sola mientras él está merodeando en algún lugar. Buitre.

A todo esto, realmente, ¿adónde carajo estará? ¿Con alguna mina? ¿Por qué no me escribió si la pasamos espectacular? ¿O habré sido solamente yo quien la pasó tan bien? Fuck fuck fuck fuck.

No le voy a escribir; me voy a contener. Quizás podría mandarle después un Whatsapp preguntándole en qué anda, haciéndome la canchera desinteresada. Pero no, no sé qué tan buena idea sería aparecer, porque si yo también doy señales de humo él puede también imaginarse cualquier cosa y hacerse la novela de que yo estoy con alguien. El misterio siempre es lo mejor, garpa más. ¿Seremos los dos tan idiotas como para quedarnos solos, mirando el celular esperando a que el otro escriba? ¿El orgullo es así de poderoso y de paralizante? JAJA. Ni en pedo está pensando en eso. Puedo ser complicada y creerme una diva por momentos, pero tanto ego no tengo.

Me parece que lo mejor es entretenerme un rato y olvidarme de todo esto porque la cabeza me está por explotar. Yo sé que si le escribo en este estado, con la ansiedad que me brota por los poros, voy a quedar como una desesperada porque lo pensaría todo tan exageradamente de más y después me voy a querer matar, así, lisa y llanamente.

MALIDTOSAB

¿Sábado? ¿Viernes? ¿Miércoles?

¿Si pongo la sopa tres minutos en el microondas está bien o me estoy yendo al carajo? Ya fue, total la casa no se va a incendiar y de última la tiro porque está hace un par de días en la heladera. Sola y con una sopa. Sopa vieja y rancia. Un sábado. Creo que es la primera vez que me quedo sin palabras. Mejor que estar en un té con amigas que se la pasen discutiendo cuál tiene el mejor novio cuando son todos una manga de pelotudos. Esto definitivamente es mejor.

A ver, su última conexión es de las siete de la tarde. Mm, hace dos horas no se conecta. ¿Qué estará haciendo? Quizás se conectó a Facebook. Iruya tiene mejor señal de Wi-fi que esta cocina. Qué hacer, qué hacer. Me declaro la mina más loca del mundo, y digo loca por no decir DESQUICIADA MENTAL… no sé si fijarme en mi computadora si se conectó o me quedo acá y me la banco como una reina…

Reina siempre.

Pero las reinas no se quedan con las ganas. Fuck fuck fuck. Voy corriendo a buscar la PC, porque en una de esas recibo una señal del universo que me dice que está ahí conectado ahora y yo me la pierdo por llegar tarde. Computadora de mierda que está enredada entre tantos cables. A ver, a ver, a ver… “Enviar nuevo mensaje”… Manuel Pindongo… activo hace 6 horas.

Listo, chau, este pibe seguro se está enfiestando con otra y yo, acá, más sola que Riquelme. (¿Riquelme está soltero? Ni en pedo, si las botineras llueven).

PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIP

¿Ya pasaron los cinco minutos? ¡¡Dejate de joder!! Ni en pedo me como la sopa. Está tan vieja que envenenarme con cianuro sería mejor. “MUERTA POR TOMAR SOPA PODRIDA”. Menos glamour imposible. “LA ENCONTRARON UNA SEMANA DESPUÉS PORQUE EXPLOTÓ EL MICROONDAS”.

¿¿¿¿VENDRÁ A MI FUNERAL?????

Un comentario en “Esa maldita locura femenina

  • Contestar La tecnología, ¿más desenfrenada que el amor? | Postales a Casa | PAC 16/06/2015 at 2:48 pm

    […] Estamos atentos a todo, completamente alertas por si recibimos algún mensaje – aún cuando ya ni sé que significa eso hoy… ¿una carita es un mensaje? ¿una nota de voz? Podemos contactar y hablar con el otro por mil vías diferentes, cada una de ellas con sus propias reglas y códigos, y nos volvemos más locos todavía porque analizamos con una lupa todas las acciones que hacemos. […]

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